Cómo lidiar con el jefe que dice “es rapidito” y te roba la tarde

Tiempo de lectura: 2 minutos

Todos hemos caído en la trampa del “¿tienes cinco minutos?” que se convierten en tres horas de Excel, juntas improvisadas y tareas imposibles. Este manual te enseña a sobrevivir a esas emboscadas sin perder la poca cordura que te queda.


Si no aplicas estas técnicas, corres el riesgo de vivir atrapado en un loop infinito de favores “rápidos”. También puedes desarrollar alergia al sonido de la voz de tu jefe.

  • Un reloj imaginario: para recordar que tu tiempo también vale.
  • Carita de “claro jefe”: el disfraz de adulto responsable.
  • Frases evasivas: porque decir “no” es deporte extremo.
  • Café: el único combustible para sobrevivir tareas improvisadas.
  • Paciencia: la que pierdes a los 10 minutos del “rapidito”.
  1. Reconoce la trampa
    Si tu jefe dice “rapidito”, traduce: “esto durará más que tu serie favorita”.
  2. Pon límites suaves
    Responde con un “claro, tengo 15 minutos antes de…” y menciona otra tarea. Es un ancla para que no te secuestre toda la tarde.
  3. Toma notas
    Mientras te dicta, apunta todo. Así finges interés y reduces la probabilidad de que te repita la historia mañana.
  4. Filtra prioridades
    Pregunta: “¿Esto es más urgente que [tarea X]?” A veces, el “rapidito” se autodestruye cuando recuerda que ya tiene otras cosas pendientes.
  5. Aplica el modo espejo
    Usa sus mismas frases: “sí, rapidito lo reviso cuando termine este pendiente”. De repente, su propio veneno funciona en tu favor.
  6. Sé diplomático
    Si ya es inevitable, hazlo, pero marca el cierre: “le dejo esto listo y me regreso a lo que me pidió en la mañana”.
  7. Recupera tu tarde
    Una vez libre, huye a tu escritorio como si escaparas de un reality de supervivencia.

Si tu jefe es adicto al “rapidito”, lleva siempre audífonos puestos. Aunque no suene nada, es tu barrera psicológica contra ataques sorpresa.

¿Qué hago si siempre me interrumpe?

Respira, sonríe y sugiere agendar. Palabra mágica: “agenda”.

¿Puedo decirle que no?

Sí, pero hazlo con elegancia: “ahorita estoy cerrando X, ¿le parece si lo vemos en media hora?”

¿Y si de verdad es rápido?

Spoiler: nunca lo es. Prepárate igual.

Sobrevivir al “rapidito” es un arte de oficina. Ahora ya tienes trucos para no perder la tarde entera. Igual volverás a caer, pero al menos tendrás un plan de escape digno.

Se certifica que el lector puede detectar jefes “rapidito” y actuar como adulto funcional en entrenamiento, aunque seguirá perdiendo horas en favores improvisados.

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