Cómo sobrevivir al transporte público sin traumas

Tiempo de lectura: 2 minutos

El transporte público es ese gimnasio emocional al que nadie quiere ir pero todos necesitamos. Entre empujones, olores misteriosos y pláticas a todo volumen, la meta no es llegar cómodo: es llegar vivo. Este manual te enseña a sobrevivir con dignidad limitada.

Si no sigues estas reglas, puedes acabar oliendo a garnacha, escuchando reguetón no autorizado o siendo meme en TikTok. La terapia después corre por tu cuenta.

  • Audífonos: tu escudo contra conversaciones ajenas.
  • Dinero justo: porque el chofer siempre “no trae cambio”.
  • Desodorante: tu contribución a la humanidad.
  • Mochila cerrada: porque no quieres estrenar cartera nueva.
  • Paciencia infinita: se agota más rápido que tu saldo.
  1. Elige bien tu asiento
    Nunca junto al baño (si lo hay), tampoco al lado del que ya ronca a las 7 a. m. Mejor cerca de la ventana para fingir que tu vida es videoclip.
  2. Protege tus pertenencias
    Mochila al frente, celular guardado y cara de “no tengo nada de valor”. Aunque lleves solo galletas, finge que eres agente secreto.
  3. Activa el modo invisible
    Evita contacto visual prolongado. No quieres iniciar plática con el señor que opina de política a gritos.
  4. Usa audífonos como defensa
    No importa si no suena nada, ponlos. Funcionan como repelente de charlas incómodas.
  5. Respira profundo
    Entre empujones y frenazos, recuerda: la meta es sobrevivir, no demandar a la física.
  6. Bájate con estrategia
    Anuncia con tiempo el “bajan” o acabarás haciendo parkour entre pasajeros.
  7. Agradece tu libertad
    Al poner un pie fuera, siente la gloria de volver a tener espacio personal, aunque dure cinco minutos.

Lleva siempre una bolsa extra. No es para el mandado: es tu plan B por si alguien decide marearse muy cerca de ti.

¿Es buena idea dormir en el transporte?

No, a menos que disfrutes despertar tres colonias después y sin mochila.

¿Cómo evito pláticas incómodas?

Audífonos. Aunque estén apagados. Es el “modo avión” de la vida real.

¿Sirve pelear por asiento?

No. Ganas enemigos, pierdes paz mental. Mejor desarrolla piernas de acero.

El transporte público no es cómodo, pero sí épico: sales con historias gratis cada día. Igual volverás a quejarte mañana, pero al menos ya sabes que tu misión es sobrevivir, no disfrutar.

Se certifica que el lector sabe cómo abordar transporte público como adulto funcional en entrenamiento, aunque seguirá maldiciendo cada empujón.

Subscribe
Notify of

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios
0
Me encantaría conocer tu opinión, por favor comenta.x
()
x